- No me preguntes esas cosas ahora. Déjame en paz. Me gustas. Te amo cuando estás en la cama conmigo. Una mujer es una cosa adorable cuando se la jode a fondo y el coño es bueno. Te amo, amo tus piernas, amo tu forma, y amo todo lo que tienes de mujer.
Me gusta la mujer que hay en ti. Te amo con el cuerpo y con el corazón. Pero no me hagas estas preguntas ahora. No me hagas hablar ahora. ¡Déjame en paz! ¡Déjame en paz!
Y el hombre puso suavemente la mano sobre el monte de Venus de Connie, sobre el vello suave, castaño, femenino, y se quedó quieto y desnudo en la cama, con la cara inmóvil y físicamente abstraída, con una cara casi como la de Buda.
El amante de Lady Chaterley
D.H. Lawrence
(1885-1930)