25 ago 2006

Baek


Llegaste tarde, entrada la noche, yo te esperaba
toda monte verde bajo las sábanas
el imperceptible siseo de la ropa al atravesar tus brazos largos
el cuidadoso gesto de doblarla y acomodarla en una silla
los pasos perdidos de tus zapatos al caer
inertes
sobre la alfombra de pelo ralo.

Yo te espiaba por el hueco de mis brazos sobre la almohada

Sentí el olor a bosque luego, a mi lado
tu mano en el cuenco de mi espalda

(Y yo, que no deseaba abandonar ese juego de duermevela
mientras tu nariz se hundía en la primavera azabache, nocturna
de mi nuca desperezándose.)

Y tu otra mano recorriendo caminos nuevos
por el acantilado que baja desde mis brazos.

Torbellino, te miro con ojos cerrados
y sonrisa leve
escrutando tu seriedad
Es tan perfecto el encastre de tu mirada fija, decidida, cortante
en este aire sombrío y húmedo que nos separa.

En cámara lenta tu muslo se me intercala
No quiero asumir aún mi rol de tierra conquistada
Espero que lentamente me impongas el peso de tu cuerpo
para rendirme sin batalla

Y liberas un beso en mi cuello,
silencioso, ligero,
esperando un murmullo de bienvenida
como arenga para desenvainar armas.

Siento tu calor que se derrama como sangre
por el espacio triangular que es vestíbulo a mi soberana carne

Te espío, monolito, obelisco, principio primero
irracional y salvaje
Te espío y no cedo, no cedo a voltearme
Te espío sin mirarte, en las sensaciones húmedas
con las antenas parabólicas de mi pubis pantano.

Entonces, una pequeña flexión de mi pierna
te invita a abrazarme
tus besos esclavos suplican atención
peregrinando arrodillados,
subiendo -uno a uno- los peldaños de mi espalda.

Por fin oyes la arenga
entrecortada, sorda, jadeante
Y como buen soldado se te hincha el pecho de coraje
Tus manos se aferran al ángulo obtuso de mis axilas
El capitán estudia el campo y traza sus tácticas
La tropa ardiente, enardecida, brasa
se lanza
en un barco titánico que hundiendo quilla en tierra
abre ríos caudalosos a su paso.

Despedida
María Celeste Baek

11 ago 2006

Cinco poemas para Cris


I

Ya mucho más allá del mezzo
«camin di nostra vita»
existe un territorio del amor
un laberinto más mental que mítico
donde es posible ser
lentamente dichoso
sin el hilo de Ariadna delirante
sin espumas ni sábanas ni muslos.
Todo se cumple en un reflejo de crepúsculo
tu pelo tu perfume tu saliva.
Y allí del otro lado te poseo
mientras tú juegas con tu amiga
los juegos de la noche.

II

En realidad poco me importa
que tus senos se duerman
en la azul simetría de otros senos.
Yo los huebiera hollado
con la cosquilla de mi roce
y te hubieras reído justamente
cuando lo necesario y esperable
era que sollozaras.

III

Sé muy bien lo que ganas
cuando te pierdes en el goce.
Porque es exactamente
lo que yo habría sentido.

IV

La justa errata
habernos encontrado al final del día
en un paseo púbico.

V

Me gustaría que creyeras
que esto es el irrisorio juego
de las compensaciones
con que consuelo esta distancia.
Sigue entonces danzando
en el espejo de otro cuerpo
después de haber sonreído
apenas
para mí.

Julio Cortázar
"Cinco poemas para Cris"