4 dic 2007


El sexo del hombre le latió en el vientre como una serpiente viva. Entonces lo abrazó contra su cuerpo y de nuevo, sin poder evitarlo, sintió que un orgasmo le recorría las venas y se esparcía como una corriente de energía por todas las regiones de su cuerpo.


Freda Mosquera
El elegido, fragmento

17 nov 2007

Una sensación de quemadura ácida en los miembros, músculos retorcidos e incendiados, el sentimiento de ser un vidrio frágil, un miedo, una retracción ante el movimiento y el ruido. Un inconsciente desarreglo al andar, en los gestos, en los movimientos. Una voluntad tendida en perpetuidad para los más simples gestos, la renuncia al gesto simple, una fatiga sorprendente y central, una suerte de fatiga aspirante. Los movimientos a rehacer, una suerte de fatiga mortal, de fatiga espiritual en la más simple tensión muscular, el gesto de tomar, de prenderse inconscientemente a cualquier cosa, sostenida por una voluntad aplicada. Una fatiga de principio del mundo, la sensación de estar cargando el cuerpo, un sentimiento de increíble fragilidad, que se transforma en rompiente dolor, un estado de entorpecimiento doloroso, de entorpecimiento localizado en la piel, que no prohíbe ningún movimiento, pero que cambia el sentimiento interno de un miembro, y a la simple posición vertical le otorga el premio de un esfuerzo victorioso. Localizado probablemente en la piel, pero sentido como la supresión radical de un miembro y presentando al cerebro sólo imágenes de miembros filiformes y algodonosos, lejanas imágenes de miembros nunca en su sitio. La suerte de ruptura interna de la correspondencia de todos los nervios. Un vértigo en movimiento, una especie de caída oblicua acompañando cualquier esfuerzo, una coagulación de calor que encierra toda la extensión del cráneo, o se rompe a pedazos, placas de calor nunca quietas. Una exacerbación dolorosa del cráneo, una cortante presión de los nervios, la nuca empeñada en sufrir, las sienes que se cristalizan o se petrifican, una cabeza hollada por caballos. Ahora tendría que hablar de la descoporización de la realidad, de esa especie de ruptura aplicada, que parece multiplicarse ella misma entre las cosas y el sentimiento que producen en nuestro espíritu, el sitio que se toman. Esta clasificación instántanea de las cosas en las células del espíritu, existe no tanto como un orden lógico, sino como un orden sentimental, afectivo. Que ya no se hace: las cosas no tienen ya olor, no tienen sexo. Pero su orden lógico a veces se rompe por su falta de aliento afectivo. Las palabras se pudren en el llamado inconsciente del cerebro, todas las palabras por no importa qué operación mental, y sobre todo aquellas que tocan los resortes más habituales, los más activos del espíritu.

Antonin Artaud
Descripción de un estado físico,
de "El ombligo de los limbos" "

7 nov 2007


" Las chicas de Flores, tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposa. Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda. Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a remolque de sus mamás -empavesadas como fragatas- van a pasearse por la plaza, para que los hombres les eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes, se enciendan y se apaguen como luciérnagas. Las chicas de Flores, viven en la angustia de que las nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos y arrojárselo, a todos los que pasan por la vereda. "


Oliverio Girondo
Exvoto, de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía

26 oct 2007


"Hay mujeres que prefieren dejar insatisfecha a su pareja de turno antes que ser reducidas a objetos de placer. (Es historia conocida: deja a su marido, se casa con su amante y lo engaña con el jardinero.) Bueno, Lucía era todo lo contrario. No sólo ella se reducía a objeto de placer. También reducía todo lo que la rodeaba a objeto de placer, incluído yo. Como un Midas de bazar, en sus manos los músculos se transformaban en vasos de vidrio irrompible que merecían ser puestos a prueba. Vieron la película coreana "Mentiras" ? Bueno, nuestra relación era parecida a eso. Teníamos una vara de mimbre. Y a veces era yo el que le dejaba las nalgas ardiendo a ella. Es impresionante la temperatura que puede levantar la piel. Y el placer de sanar es inmenso. Empieza unos segundos después del último golpe.
Algunas tentaciones nos angustian por su novedad. A veces el goce se vuelve algo insoportable. Besar un moretón, lamer una herida.
-Me das miedo, Lucía -decía yo por teléfono, mientras me preparaba para salir a verla."


25 oct 2007

" Marluscha, la cálida mujerona húngara, se precia de su inextinguible ardor amoroso, mucho más violento que lo habitual entre sus compañeras de sexo. Ella ama ininterrumpidamente y en su imaginación no se proyecta la sucesiva serie de imágenes voluptuosas, que a los demás habitualmente nos distraen, sino que de un modo fijo y constante, permanece la efigie de un húsar moreno de puntiagudos bigotes. Claudia, la refinada francesa de apellido vulgar, distingue con su olfato hasta trescientos diez aromas diferentes. Gregoria, moza levantina de nacionalidad indeterminada, insiste en que puede resistir el peso de un campeón de grecorromana sin que se altere el ritmo de su respiración. Finalmente, Lola consagra su amor a los pájaros y habiéndoles acostumbrado a tomar alpiste entre sus labios, afirma que nada hay comparable al suave picoteo de sus aéreos tentadores. "

Luis Martín Santos
Prosas profanas (fragmento)

24 oct 2007

Cualquier demanda déstos me provoca;
mas, sobre todo, amor
tras sí me tira,
viendo mandar dos lenguas en una boca.

Una boca grande
no es falta en mujer,
que para dos lenguas
todo es menester.

Poesía erótica de los Siglos de Oro.
Edición de Pierre Alzieu, Robert Jammes e Yvan Lissorgues.
Barcelona- Crítica, 2000

13 oct 2007


"...En el albergue transitorio la distancia se deshace. El tapizado de espejos, muebles de imitación caoba, el jacuzzi a la vista, el olor a desodorante de ambiente, la música funcional, apuran la familiaridad que en cada encuentro tarda en llegar. El habla, sí, deja que su voz de bajo se expanda, como le gusta a ella.
Virginia lo desviste y se complace observando y luego repasando con la lengua la rápida erección que convierte una pija de tres centímetros en una aceptable vara de quince. Así, desnudo, él le pregunta que quiere escuchar ese día. Sin contestar, ella hunde su mano debajo de la pollera, repasa el doblez de su vagina y se concentra en el pistillo del clítoris. Siente la suave aspereza lampiña y luego la rebaba del flujo, como esmalte, en la uña. Se lleva el dedo a la boca, vuelve a hundirlo en esa conchita que ahora parece apelmazada en la carne llena del clítoris, extrae una capa gruesa de flujo y la esparce por las tetas firmes y omniscientes de El Oso."




Fragmento de "Ojo de pez"
de Oliverio Coelho ,
extractado de "En Celo", 2007.

21 sept 2007


" ¡Basta de espiar por el ojo de la cerradura!. ¡Basta de masturbarse en la oscuridad!. ¡Basta de confesiones públicas!. ¡Qué salten las puertas de sus quicios!. Quiero un mundo en el que la vagina esté representado por un rudo y honesto tajo, un mundo que sienta por los huesos y los contornos, los crudos colores primarios; un mundo que sienta miedo y respeto por sus orígenes animales. Estoy harto de ver vaginas coquetas, disfrazadas, deformadas, idealizadas. Vaginas con las puntas de los nervios al aire. No quiero ver a las muchachas vírgenes masturbándose. En el secreto de sus habitaciones, o comiéndose las uñas, o arrancándose el pelo o echadas durante todo un capítulo en una cama llena de migas de pan. Quiero los palos funerarios de Madagascar, con un animal encima de otro y en la cúspide Adán y Eva con un rudo y honesto tajo entre las piernas. Quiero hermafroditas que sean verdaderos hermafroditas, y no falsarios que caminan con penes atrofiados y vaginas secas. Quiero una pureza clásica, donde la porquería sea porquería y los ángeles sean ángeles. "

Henry Miller
Primavera negra (fragmento)

4 sept 2007

Petición




Vestime de amor
que estoy desnuda;
que estoy como ciudad
-deshabitada-
sorda de ruidos,
tiritando de trinos,
reseca hoja quebradiza de marzo.
Rodeame de gozo
que no nací para estar triste
y la tristeza me queda floja
como ropa que no me pertenece.
Quiero encenderme de nuevo
olvidarme del sabor salado de las lágrimas
-los huecos en los lirios,
la golondrina muerta en el balcón-.
Volver a refrescarme de brisa risa,
reventada ola
mar sobre las peñas de mi infancia,
astro en las manos,
linterna eterna del camino hacia el espejo
donde volver a mirarme
de cuerpo entero,
protegida
tomada de la mano,
de la luz,
de grama verde y volcanes;
lleno mi pelo de gorriones,
dedos reventando en mariposas
el aire enredado en mis dientes,
retornando a su orden
de universo habitado por centauros.
Vestime de amor
que estoy desnuda.

Gioconda Belli

26 jul 2007


El pasillo carecía de luz, y el padre Severino, apoyándose en una pared para orientarse, empujó a Justina por delante. Pasandole un brazo por la cintura, deslizó la otra mano por entre sus piernas y exploró las partes púdicas hasta que localizó el altar de Venus. Allí aferró su mano hasta que llegaron a la escalera que conducía a una habitación que estaba dos pisos más abajo de la iglesia. El cuarto estaba espléndidamente iluminado, y amueblado con gran lujo. Pero Justina apenas observó lo que la rodeaba pues sentados alrededor de una mesa en el centro de la sala se encontraban otros tres frailes y cuatro muchachas...¡los siete totalmente desnudos! -Caballeros -anunció el padre Severino-, nuestra compañía se verá honrada esta noche por la presencia de una muchacha que lleva a la vez en el hombro la marca de la prostituta y en el corazón la candidez de un infante, y que encierra todo su ser en un templo cuya magnificencia es un deleite contemplar. -Y pasando por detrás de ella, encerró sus senos entre las manos-. (...)

Entonces, una vez pasado aquel instante de brutalidad, volvió a sitiar la ciudadela, apretando, ensanchando y empujando a la fuerza una y otra vez hasta que, finalmente, el baluarte cayó. Un horrendo grito de agonía llenó la sala cuando el monstruo invasor desgarró los intestinos de la joven. Palpitante y agitado, el escurridizo reptil lanzó hacia adelante su veneno y después, privado de su rigidez, se rindió a los frenéticos esfuerzos de la joven para expulsarlo. El padre Severino lívido de furor al verse imposibilitado para mantener el asedio, cayó al suelo inconsolable. (...)

18 jul 2007

Escoriaciones


Herida que queda, luego del amor, al costado del
cuerpo.
Tajo profundo, lleno de peces y bocas rojas,
donde la sal duele, y arde el yodo,
que corre todo a lo largo del buque,
que deja pasar la espuma,
que tiene un ojo triste en el centro.
En la actividad de navegar,
como en el ejercicio del amor,
ningún marino, ningún capitán,
ningún armador, ningún amante,
han podido evitar esa suerte de heridas,
escoriaciones profundas, que tienen el largo del
cuerpo
y la profundidad del mar,
cuya cicatriz no desaparece nunca,
y llevamos como estigmas de pasadas
navegaciones,
de otras travesías. Por el número de escoriaciones
del buque, conocemos la cantidad de sus viajes;
por las escoriaciones de nuestra piel,
cuántas veces hemos amado.


"Descripción de un naufragio" 1975
Cristina Peri Rossi

19 jun 2007

Amantes


" Somos como son los que se aman.
Al desnudarnos descubrimos dos monstruosos
desconocidos que se estrechan a tientas,
cicatrices con que el rencoroso deseo
señala a los que sin descanso se aman:
el tedio, la sospecha que invencible nos ata
en su red, como en la falta dos dioses adúlteros.
Enamorados como dos locos,
dos astros sanguinarios, dos dinastías
que hambrientas se disputan un reino,
queremos ser justicia, nos acechamos feroces,
nos engañamos, nos inferimos las viles injurias
con que el cielo afrenta a los que se aman.
Sólo para que mil veces nos incendie
el abrazo que en el mundo son los que se aman
mil veces morimos cada día. "


4 may 2007

Final de Juego


Y sí, parece que es así, que te has ido diciendo no sé qué cosa, que te ibas a tirar al Sena, algo por el estilo, una de esas frases de plena noche, mezcladas de sábana y boca pastosa, casi siempre en la oscuridad o con algo de mano o de pie rozando el cuerpo del que apenas escucha, porque hace tanto que apenas te escucho cuando dices cosas así, eso viene del otro lado de mis ojos cerrados, del sueño que otra vez me tira hacia abajo. Entonces está bien, qué me importa si te has ido, si te has ahogado o todavía andas por los muelles mirando el agua, y además no es cierto porque estás aquí dormida y respirando entrecortadamente, pero entonces no te has ido cuando te fuiste en algún momento de la noche antes de que yo me perdiera en el sueño, porque te habías ido diciendo alguna cosa, que te ibas a ahogar en el Sena, o sea que has tenido miedo, has renunciado y de golpe estás ahí casi tocándome, y te mueves ondulando como si algo trabajara suavemente en tu sueño, como si de verdad soñaras que has salido y que después de todo llegaste a los muelles y te tiraste al agua. Así una vez más, para dormir después con la cara empapada de un llanto estúpido, hasta las once de la mañana, la hora en que traen el diario con las noticias de los que se han ahogado de veras.Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y adjetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola. Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón ridículo bajo la luz de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme.Pero si es así me pregunto qué estás haciendo en esta cama que habías decidido abandonar por la otra más vasta y más huyente. Ahora resulta que duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada, es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio, dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado donde el deseo es posible y hasta reconciliación o nuevo plazo, algo menos turbio que este amanecer donde empiezan a rodar los primeros carros y los gallos abominablemente desnudan su horrenda servidumbre. No sé, ya ni siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del cuarto, quizá un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama. No es por eso que te toco, en la penumbra verde del amanecer es casi dulce pasar una mano por ese hombro que se estremece y me rechaza. La sábana te cubre a medias, mis manos empiezan a bajar por el terso dibujo de tu garganta, inclinándome respiro tu aliento que huele a noche y a jarabe, no sé cómo mis brazos te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la cintura negándote, pero los dos conocemos demasiado ese juego para creer en él, es preciso que me abandones la boca que jadea palabras sueltas, de nada sirve que tu cuerpo amodorrado y vencido luche por evadirse, somos a tal punto una misma cosa en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y la lana negra luchan como arañas en un bocal. De la sábana que apenas te cubría alcanzo a entrever la ráfaga instantánea que surca el aire para perderse en la sombra y ahora estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en una sola materia temblorosa, pero te obstinas en luchar, encogiéndote, lanzando los brazos por sobre mi cabeza, abriendo como en un relámpago los muslos para volver a cerrar sus tenazas monstruosas que quisieran separarme de mí mismo. Tengo que dominarte lentamente (y eso, lo sabes, lo he hecho siempre con una gracia ceremonial), sin hacerte daño voy doblando los juncos de tus brazos, me ciño a tu placer de manos crispadas, de ojos enormemente abiertos, ahora tu ritmo al fin se ahonda en movimientos lentos de muaré, de profundas burbujas ascendiendo hasta mi cara, vagamente acaricio tu pelo derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua, demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y tus ojos abiertos.
Final de Juego

12 mar 2007

Final


Cansada del juego, dejó de forcejear y le abrió sus piernas. Igual supo que no iba a hacer el amor con él, mas bien... pulseaba.
No se dejó tomar.
No se dejó besar.
No se dejó abrazar.
Lo apartaba sistemáticamente y no quería el mas mínimo gesto - ni palabra- de ternura.
Ella lo montó, ella entró en él, ella marcó el ritmo y la cadencia de sus embates.
Solo se puso de espaldas para que se derrame dentro suyo como un recipiente para la ofrenda. Quedó con la vista fija en el techo sintiéndolo moverse dentro -nerviosamente-, buscando ese lugar donde nace lo que estremece -infructuosamente-, y de esa manera lo supo.
Lo que ella negó con palabras, no pudo desmentirlo el cuerpo.
Cerró los ojos con fuerza y en ese último estertor -que no era de ella-, deseó en aquellas sombras, a un fantasma.

...te saborearé


"Cómo deseé ser aquella inocente pieza de acero inoxidable cuando se llevó la cucharada de sopa a los labios. Habría cambiado toda la sangre de mi cuerpo por medio litro de caldo vegetal. Déjame ser un taco de zanahoria o un fideo para que me metas en tu boca. Tuve envidia del panecillo. La miré partir y untar cada trocito con mantequilla, empaparlo lentamente en el tazón, dejar que se volviera grueso y grávido, que se hundiese bajo el peso rojo oscuro y que resucitara al glorioso placer de sus dientes.(...)Las patatas, el apio, los tomates, todo había pasado por sus manos. Cuando me tomé la sopa la filtré para saborear su piel. Había estado allí, debía quedar algo de ella. La encontraría en el aceite y las cebollas, la detectaría a través del ajo. Sabía que había escupido en la sartén para ver si el aceite estaba a punto. Es un viejo truco, todos los chefs lo hacen, o lo hacían. Y supe, cuando le pregunté qué había en la sopa, que había suprimido el ingrediente fundamental. Te saborearé, aunque sea a través de tu cocina. "


Jeanette Winterson
Escrito en el cuerpo
(fragmento)

28 feb 2007

La Ninetta del Verziere


¡Pero sí! para decirlo exactamente, en cuanto a mi , esta exigencia no sabría explicarla... Sé que me sentía hervir la sangre, que tenía un gran deseo de excitarlo y al mismo tiempo sentía vergüenza. Sé incluso que me desenredaba en el beso, y sé que cuando él me tocaba la frente me sumergía de placer como una galleta... "


Carlo Porta
La Ninetta del Verziere (fragmento)"

La madre de todas las santas


Quien desea follarse a Catalina,
Para que lo comprenda la gente docta
Debe decir vulva, vagina
Y seguir con coño y potta.
Pero nosotros los grandes desgraciados
Decimos celda, superchería, gorrioncita,
Hendida, hendidura, fisura, agujero, gruta,
Estupidez, higo, zapatilla, guitarra,
Rata, piscinita, funda, buñuelo,
Pajarita, espuerta, peluca, varpelosa
Alcantarilla, gatera, ventanilla,
Pitita, aquel-hecho, aquella-cosa,
Orinal, entrepierna, caracolillo,
La-jaula-del-pitito y la-jugosa.
Y para completar,
Alguien la llama vergüenza, alguien naturaleza,
Alguien porquería, orzuelo y sepultura. "


Giuseppe Gioacchino Belli
"La madre de todas las santas"

La transparencia


" Invadido de voluptuosidad y de una suerte de terror sagrado, el muchacho contempló la flor injertada entre los senos y mecida por un oleaje poderoso, y la textura granulada de la piel aquí y allá perlada de brillantes gotitas, y percibió mezclado a su perfume el emocionante olor de sus axilas, un olor amargo y vegetal que le llegaba desde oscuras selvas y que él aspiró profundamente para acumular en sus pulmones algo de ella en la atmósfera corrupta, algo precioso, consciente de una floja pero dulcísima erección. "


Antonio Rabinad
La transparencia
(fragmento)

27 feb 2007

Desire


My hands are tied
My body bruised, she´s got me with
Nothing to win and
Nothing left to lose

And you give yourself away
And you give yourself away
And you give
And you giveAnd you give yourself away...

With or without you
U2 The Joshua Tree

25 feb 2007

Trópico de Cancer


" La subo sobre mí y, mientras las cuerdas me resuenan en los oídos; la habitación está obscura y la alfombra pegajosa con el kümmel derramado por todas partes. De pronto, parece como si se acercara la autora: es como agua arremolinándose sobre el hielo y el hielo está azul con la bruma que se alza, glaciares hundidos en verde esmeralda, gamuza y antílope, meros dorados, morsas retozando y el ambarino lucio saltando sobre el círculo ártico… Elsa está sentada en mis rodillas. Sus ojos son como ombligos diminutos. Miro su enorme boca, tan húmeda y brillante, y la cubro con la mía. "

Henry Miller
Trópico de Cáncer
(fragmento)

21 feb 2007

Desnuda


Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.

Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas.

Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a las sombras los deseos me ladran.

Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.

El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.

El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas. "

Roque Dalton
Desnuda, de El turno del ofendido

20 feb 2007

Un asunto personal


" Lentamente, Bird se quitó su sudorosa ropa y se recostó sobre la gastada cobija. Apuntalando su cabeza sobre sus dos puños miró con los ojos entrecerrados la panza sobre su vientre y su blancuzco e insuficientemente erecto pene. Himiko, con la puerta de vidrio del baño abierta de par en par, se reclinó de espaldas sobre el escusado, abrió de par en par sus muslos y bañó sus genitales con agua de un gran cántaro que sostenía en una mano. Bird la miró desde la cama un rato y supuso que esta era una sabiduría obtenida por relaciones sexuales con extranjeros. Luego volvió a mirar con calma su propia barriga y pene, y esperó. (...)Respirando fuerte, saludablemente, Himiko miró hacia abajo a Bird y siguió secándose los costados y el pecho entre sus senos. Parecía estar especulando sobre el significado oculto en las palabras de Bird. El olor de su cuerpo hacía venir recuerdos agudos de veranos universitarios y Bird aguantó la respiración; la piel tostándose en el sol. Himiko arrugó su nariz como un cachorro de spaniel y rió con una carcajada simple y seca. Bird se puso escarlata. "


Kenzaburo Oe
Un asunto personal
(fragmento)

18 feb 2007

Travesía


Antes de conocer su tristeza yo le decía
estás en el libro que leo
tu carne borra las letras de todo libro
intento que tu cuerpo sea más hermoso que cualquier
abrazo que haya podido dar
que cualquier ruido que haya podido asustarme en el
pantano de la noche
que cualquier partida de dados
que cualquier sueño por el que haya apostado
trato de mirar el libro como lo miraría tu cuerpo.
Antes de conocer su tristeza
yo le hablaba de sus costumbres lujosas asestadas en
pleno día
sus costumbres inagotables de hermosa parturienta
su boca más despierta que todos los lenguajes.
Cuerpo vivo
entreabierto
todo te llega como una vieja dolencia.



Paso mi vida en tu vida
así como los condenados pasan sobre los rostros
queridos
lo que no hicieron
lo que no pudieron conocer
así como tu cuerpo está escrito en todos los libros.

Estoy bajo la noche
bajo el olor profundo del barco
puedo morir o sobrevivir
sin recuerdos ni excusas
en la miseria de esta gente
entre gritos y ropas desgarradas
abandonarme en la tormenta
Estoy en su cuerpo como en una travesía
como en una tela de araña
como en el plumaje de las drogas sagradas
sin más destino que crecer entre sus dientes
entreabiertos.



Viajo por su cuerpo como por una sonrisa
abro sus ojos como en un río
encuentro sus ojos de marea en marea
alejo lo que no me pertenece.
Estamos solos en casas desconocidas
en otras ciudades
son otras las caras que olvidamos
cuando toco su cuerpo
otros los olores que nos enloquecen.
Mi cuerpo está en el suyo como en un naufragio
como en un puente sobre mis sentidos
podemos morir o sobrevivir
y veo mi vida sin mirarla
sin recordar lo que me aterra.



Puedo morir o sobrevivir
en el furor que se despierta
en el agua en la noche en su cuerpo.
Miro dentro suyo y no veo sino mi vida
otros viajes lentos como en una siesta
como otros países
como otras costumbres y lenguajes.
Estoy bajo cubierta
un loco se arrastra por el piso y canta
quisiera tener miedo ahora
la cara helada por el viento y el agua
y golpear y caer en la cubierta húmeda.
Estoy junto a su cuerpo salado
lo encuentro de marea en marea
toco sus ojos como un loco
toco sus ojos como un asesino.



Esos son los ojos que amas
ella está a tu lado
hace tanto que no se abandona
las plazas las calles los rincones
aquella habitaciónla niebla y las mañanas
algunos días o momentos giran alrededor de tu vida
palabras absolutas que se escucharon o dijeron
giran alrededor de tu vida
son las cosas que tocas sin saberlo
lo que ves sin saberlo
lo que encuentras en cada gesto son sus ojos
y ves por sus ojos sin saberlo
sin recordar lo que te aterra.


Los que miran y están a su lado como lenguas
ardientes
sin ser ella misma ni parte de ella ni de su vida
terrestre
pero giran alrededor de su vida y sus vestiduras
y costumbres
llevan sus ademanes
ah, su cabeza vuela.



Ahora ahora
si se enciende el camino
si nada nos es negado
si estas gotas de incienso son la luz
los ojos de los amantes que no se matarían por amor
ojos ligeramente explosivos
que no morirían sino por distracción.
Tanta simiente tanta luz
puede venir el verano y devorar todo esto.
De pronto soy otro
nada de lo que he vivido
ningún recuerdo me convierte en otro
pero soy otro
soy el lenguaje entre tu cuerpo y la noche
soy el lenguaje
entre lo que se va hacia otras habitaciones y
aventuras
y lo que permanece
para durar en su cuerpo
y ella conoce lo que permanece
es parte de su cuerpo
lo lleva en cada movimiento
cuando camina cuando mira
cuando camina en el verano bajo el sol
y lleva ese lenguaje
donde se dieron la dicha los olores
los descubrimientos los abrazos
las repentinas simpatías
y ella lleva su cuerpo
como una alcoba donde se han dicho los secretos
las cosas graves que llenan el mundo
o lo vacían de pronto.



Soy otro
otro junto a su cuerpo
mis manos son las mismas
y mi boca
pero tocan su cuerpo como un loco
tocan su cuerpo como un asesino.





Gianni Siccardi

15 feb 2007

Ella, la otra


Ahí en la entrepierna, ahí abajo mis ganas (no me gusta la palabra deseo) te espera latente –no agazapadas sino latiendo-. Mi otra boca, ella, rebalsa en su apetito y tiene el oficio de ser ágil y exacta, flexible y religiosa, es la pirámide de un resplandor de oxígeno al que le gusta usar mis bombachas. Tiene miles de años de elegancia y de músculos, sabe batir tu sangre hasta sentirla derramarse tibia, blanca y hasta se le antoja agridulce. Quiero que sepas que tu estremecimiento allí, es la causa de las palabras locas que en esos momentos se me escapan graciosas en el ridículo idioma que hablo desde bebé. Mis entrañas tienen la marca del origen. Pero tu lengua me dice cosas extraordinarias y hace que se me llenen las orejas del ardor de los fósforos. Y todo lo que hagas sobre mí, va siempre hacia abajo. Ahí se forman las arrugas, y ella aprende, coronada, cómo abrirse. Tan despierta y profunda como un túnel enllamarado me hace creer que llega hasta mi centro, llega a cada rincón de mi lado de adentro que siempre es parecido al tugurio, al burdel que se mueve al compás de todo acople. Ella parece un párpado oliendo tu medida en centímetros. Sabe y bendice el vértigo que nos crece, ella es un estado de luz y de sombra. Pero podés verla azul a la luz de la tele o de la luna. A veces creo que es negra, o rosa. No sé. Su color y su forma, dicen, se explica en que tiene circulación lenta, estremecida y en que se abre al desamparo de cualquier dormitorio, como si comprendiese. Suda como la sábana, palpita como un trago y de sólo rozarla con la mano podés ver su tornasol, su textura como de terciopelo. Cuando estés con ella, invitala a bailar lento, le gusta.


11 feb 2007

Frida y Diego


Diego:
Nada comparable a tus manos ni nada igual al oro-verde de tus ojos.
Mi cuerpo se llena de ti por días y días.
Eres el espejo de la noche.
La luz violeta del relámpago.
La humedad de la tierra.
El hueco de tus axilas es mi refugio.
Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios que son los tuyos.
Mi Diego:
Espejo de la noche. Tus ojos espadas verdes dentro de mi carne, ondas entre nuestras manos.
Todo tú en el espacio lleno de sonidos - En la sombra y en la luz.
Tú te llamarás Auxocromo el que capta el color. Yo Cromoforo - La que da el color.
Tú eres todas las combinaciones de números. La vida.
Mi deseo es entender la línea la forma el movimiento. Tú llenas y yo recibo.
Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.

Carta de Frida Khalo a Diego Rivera, 1932

24 ene 2007

La unión libre (fragmento)

Mi mujer de cabellera de fuego de madera
De pensamientos de relámpagos de calor
De cintura de reloj de arena
Mi mujer de cintura de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas de última magnitud
De dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca
De lengua de ámbar y de vidrio frotados
Mi mujer de lengua de hostia apuñalada
De lengua de muñeca que cierra y abre los ojos
De lengua de piedra increíble
Mi mujer de pestañas de palotes de escritura infantil
De cejas de borde de nido de golondrina
Mi mujer de sienes de pizarra de techo de invernadero
Y de vaho en los vidrios
Mi mujer de hombros de champaña
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer de muñecas de cerillos
Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones
De dedos de heno cortado
Mi mujer de axilas de marta y de hayucos
De noche de San Juan
De ligustro y de nido de escalares
De brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla del trigo y del molino
Mi mujer de piernas de cohete
De movimientos de relojería y de desesperación
Mi mujer de pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer de pies de iniciales
De pies de llaveros de pies de calafanes que beben
Mi mujer de cuello de cebada no perlada
Mi mujer de garganta de Valle de oro
De cita en el lecho mismo del torrente e pechos de noche
Mi mujer de pechos de topera marina
Mi mujer de pechos de crisol de rubíes
De pechos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer de vientre de despliegue de abanico de los días
De vientre de garra gigante
Mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical
De espalda de azogue
De espalda de luz
De nuca de canto rodado y de tiza mojada
Y de caída de un vaso en el que acaba de beberse
Mi mujer de caderas de barquilla
De caderas de lustro y de penas de flecha
Y de tronco de plumas de pavo real blanco
De balanza insensible
Mi mujer de nalgas de asperón y de amianto
Mi mujer de nalgas de espalda de cisne
Mi mujer de nalgas de primavera
De sexo gladiolo
Mi mujer de sexo de yacimiento de oro y de ornitorrinco
Mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos
Mi mujer de sexo de espejo
Mi mujer de ojos llenos de lágrimas
De ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
Mi mujer de ojos de sabana
Mi mujer de ojos de agua para beber en la cárcel
Mi mujer de ojos de madera siempre bajo el hacha
De ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego.

André Bretón

22 ene 2007

Lo virtual


Fede dice:
Tratando de sortear esas sutilezas de fuerza innegable, que han ido mellando un lazo que nació intempestivo, desde un regazo a veces incomodo como suele ser la soledad
Fede dice:
aun despues de cinco años, sigue tratando, adolescente incurable, de acunar la posibilidad de aun lejos, delirar que ella se hurga entre sus piernas y bajo la ropa, pensando en como el al otro lado de ese mundo a veces absurdo y a veces tan profundo el tambien se masturba incurable, eterno poseedor de fantasias por poseerla
Fede dice:
y ya que el tiempo imprime abismos, cada paso mas dificiles e intratables, sigue siendo el en su instinto, un buscador de la hembra que alli subyace, a veces escurridiza, a veces docil, nunca insignificante
Fede dice:
tocarse e imaginarse que ella se toca, que ella tambien desea jugar y en el deseo explayarse, en la palabra decirse al menos incompleta, extasiarlo y hacerla acabar, acabarse, en ese sentido ludico que implica tanta locura y tantos deseos indescifrables
Fede dice:
el territorio de la distancia y la noche, tan propicio para llevarnos por lugares prohibidos,
Fede dice:
tan desprovisto de un hacia donde, y tan vertiginosamente sugestivo
Fede dice:
dale tu nombre al juego una noche mas.
(f) dice:

..................

21 ene 2007

El catecismo de Dianus

" Debes saber en primer lugar que cada cosa que tiene un rostro manifiesto posee también uno oculto. Tu rostro es noble: tiene la verdad de los ojos con los que captas el mundo. Pero tus partes peludas, bajo el vestido, no tienen menos verdad que tu boca.
Esas partes, secretamente, se abren a la basura. Sin ellas, sin la vergüenza aneja a su empleo, la verdad que ordenan tus ojos sería avara. "


Georges Bataille
El catecismo de Dianus (fragmento)

18 ene 2007

La misma rutina

La historia está aquí.
Palabras Malditas
...una buena litera.

6 ene 2007

The libertine


Permítanme que sea franco en el comienzo: no les agradaré.
Los caballeros sentirán envidia y las damas repugnancia.
No les agradare ahora, y les agradaré muchísimo menos a medida que avancemos.
Damas, un anuncio: estoy pronto para eso todo el tiempo.

No es un alarde o una opinión. Es un hecho medico totalmente …rígido.Yo la meto, saben. Y me verán metiéndola y suspiraran anhelantes…no lo hagan. Es un problema para ustedes y estarán mejor observando y sacando sus conclusiones desde una distancia, que si tuvieran mi miembro debajo de sus enaguas.
Caballeros: no desesperen. Estoy pronto para eso también y la misma advertencia es pertinente. Apaciguen sus pobres erecciones hasta que haya dado mi opinión pero luego, cuando forniquen – y luego fornicarán - lo esperaré de ustedes y sabré si me han decepcionado.
Quiero que forniquen. Con mi imagen viril vibrando en sus gónadas.
Sientan como era para mí, como es para mí, y pregúntense:
“¿fue ese estremecimiento el mismo estremecimiento que él sintió?”
“¿conoció él algo mas profundo?
O hay alguna pared de deshicha que todos aporreamos con nuestras cabezas en ese luminoso momento infinito…?

Eso es todo.
Ese es mi prólogo.
Nada en rima, ninguna declaración de modestia.
No aguardaban eso, espero.
Soy John Wilmot, segundo conde de Rochester,
y no quiero agradarles.-


Mónologo inicial
"The Libertine"