9 sept 2005


"...Me sentía exhausta, las piernas aún me temblaban y me recosté casi en forma fetal, abrazada a las almohadas con los ojos cerrados.
Terminó de ducharse y caminó hacia la cama secándose con el toallón, lo tiró a un costado y así desnudo se pegó contra mí. Corrió el pelo que estaba sobre mi cuello y allí empezó a besarme despacio. Sus brazos me rodeaban, sus manos empezaron a buscar mis senos y sus dedos dibujaban mis pezones casi sin tocarlos… Sentía su respiración en la nuca y su sexo en mi costado empezó a latir con fuerza. Sus manos fueron bajando por los brazos, por mi espalda, acariciaron mi trasero y se metieron entre mis piernas separándolas. Sus dedos en mi vagina empezaron a moverse y yo sentía toda esa humedad que ardía, latiendo. Empecé a gemir y a respirar con dificultad mientras él no dejaba de jugar con mi clítoris. Me incorporó tomándome por las caderas y me penetró por detrás mientras cubría con su pecho mi espalda y tomaba mis senos entre sus manos violentamente. Mi cuerpo tenso sintiendo el embate de su sexo dentro mío, un cosquilleo de placer intenso, gimiendo y acelerando el ritmo hasta que no pudimos mas y caímos en cruz sobre las sábanas, con la respiración entrecortada. El encima mío y su cabeza pequeña perdida en mi pelo. Apoyó su cara sobre la mía y con sus brazos cubrió los míos, como queriendo abarcarme entera… Solo se movió para alcanzar la punta de las sábana con los dedos, y nos quedamos así un largo rato, simétricos, apenas cubiertos nuestro cuerpo, que en ese momento era de los dos…”

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