21 may 2008

" Ya no sentían gran pasión. Encontraban el placer al cabo de una cordialidad pausada, de la familiaridad de sus hábitos y prácticas, del acoplamiento firme y preciso de sus cuerpos, tan confortable como un modelo devuelto a su molde. Eran generosos y pausados, y no necesitaban mucho. Pero si alguien les hubiera dicho que se aburrían, lo habrían negado con indignación.
(...)
Después, una palabra pareció repetirse a sí misma, una palabra suave y resonante, generada por la carne al deslizarse sobre la carne, una cálida, susurrante y equilibrada palabra: casa; estaba en casa, protegido, a salvo, y por lo tanto capaz de proteger: la casa que poseía y que le poseía. En casa: ¿por qué iba a estar en ningún otro lugar? ¿No era una pérdida de tiempo hacer cualquier otra cosa que no fuera eso? El tiempo se redimía, el tiempo asumía de nuevo todo su sentido porque era el medio para la culminación del deseo. "

Ian McEwan
Entre las sábanas (fragmento)