26 oct 2011

La intensidad de las víctimas




“…estamos abiertos otra vez un pequeño
y húmedo batracio de piel lisa y ojos de 

desnudo
azulejo vivo 
y sin domesticar sin respetar los estiletes 
eran ofrendas de musgo y papeles que
se curvan al acercarles la llama de un fósforo 

.Todo era 
tinta que se derrama, niebla sobre el pastizal 

que se borra, 
cuadernos viejos de tapas arrancadas
¿Dónde estás sabor de la noche, sorpresa de los 

baños 
con puertas escritas por rouge, carteles flojos 

en un viento 
de astillas fijas? 
¿Me querías delatora? al fin contando las 
vergüenzas de una garganta acariciada al fin 

confesa
duerme sobre mi lengua, idioma que te 
pierdes en los asientos traseros de los taxis. 

Escombros de
mi boca. Saliva de lentos mástiles. Bandera 

arrancada y 
tirada sobre el cabello de los muertos.
¿Me querías de uñas esmaltadas, estúpida, de 

tacos 
dejados en la escalera? ¿Me querías estimulante 

en una 
sábana cruda, mordiendo bordes, poseída y sin 

nadie?
pídele paz a esas sienes insoladas, a ese 
tajo en el vientre en la pollera ese tajo de 

milonga 
arrastrada
y sin domesticar afilando tu tijera en la caja 

de costura.
tu cabello cae trenzado
y aún escribes inclinada contra el foco.
Todavía silvestre errabas entre mármoles
y no había suavidad, ni misales con dorados 

rezos, ni pena 
tenías, ni un jarro para calentar café.
Tu proximidad con el desastre era lo que 

tardarías en 
caer desde tus tacos de alto negro
¿para qué esa rasada tela nocturna? ¿y las 

escamadas 
estrellas que se estremecen, como un 

desparramado pez, 
en la saliva de una boca que es noche sueño que 

se repite
incompleto pesadilla que habla por pasillos 

donde se 
apagaron las lámparas?
deja tu lengua en mi lengua como a una 
hermana siamesa como criaturas que aman su 
imperfección.
No quiero el reposo de los que se estiran al 

sol, 
apretados al agua lavada de las piscinas
no confío en el pudor. Dame hambre y bestias
y corrales de piedras encajadas y páramos 

lluviosos con 
sombra impresa de líquenes
dame desorden muletas que derivan en sótanos 
inundados columnas encaladas y piedad
quejidos en las cúpulas volcadas de la ciudad 

sin patria
seres expulsados de las mesas familiares, 

heridos entre 
el estallido de las copas, entre pocillos de 

porcelana que 
transparentan la oscuridad de las manos
seres sutiles vagamente sospechosos
dame esa sangre de los atravesados por un 

familiar 
cuchillo de cocina
porque no callaron cuando debían
y cayeron con un trémulo ramito de perejil 

entre los dedos 
que son vapor ahora blancas desenvolturas de un 
aliento que pide.
era turbada por algunas palabras.”


LA INTENSIDAD DE LAS VICTIMAS (fragmento)


LEONOR GARCÍA HERNANDO
(Tucumán, Argentina, 1955-Buenos Aires, 2001)


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